jueves, 24 de enero de 2013

Escribir tras Oliverio Girondo



Fragmento
de
una
fotografía
de
Miguel ¨Ángel
García

Los versos

a veces, muy despacio, 
una mosca camina sobre un verso,
a veces viceversa

a veces son tan sólo una cuerda muy larga
donde tiendo vacía la ropa que abandonas

algunos son cerezas mordidas, apetitos
de gatas que bostezan

en cubos amarillos los arrojo
si contienen caducos deseos alineados que desfilan

otra mosca

minucioso reciclo
aquellos que escaparon, los indemnes, de tus escaparates

otra mosca camina tras la pluma que escribe

hay versos entre tinta y entre carne
que preparan el tajo
al audaz que maneja con destreza cuchillos

cortitos me derriten (han de tener lunares, rizos, pecas)

en el borde -la mosca- de la piel,
del papel

cuánto amo los versos que son valijas viejas y moradas
para llevar callados los instantes

y hay versos como sexos:
húmedos, calcetines, muy calientes.

2 comentarios:

José Luis dijo...

Gran poema!!
Un abrazo!

Anónimo dijo...

Laborando sobre la labor, vuelta tras vuelta, Francisco, para un mejor oreo de la tierra, para que respire más cerca de la raíz, para un mejor mosto.
Perfectos, la mosca, el verso, el poema, la introspección, su paisaje.

La lectura de Odisea con los remeros acodados, un tanto boquiabiertos, dejándose mecer del oleaje. Mar en calma y cielo abierto. Enhorabuena.
J.J.