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domingo, 3 de octubre de 2010

Un poema

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Es un poema de Claudio, el poema que abre “El vuelo de la celebración”, la primera parte de un texto repartido en cuatro estancias. Vuelvo a él con frecuencia. Al temblor del regreso hasta el lugar de la felicidad, de la primeras señales de la podredumbre. La vida es la memoria de unos pocos instantes.


AVENTURA DE UNA DESTRUCCIÓN


Cómo conozco el algodón y el hilo de esta almohada
herida por mis sueños,
sollozada y desierta,
donde crecí durante quince años.
Sí, esta almohada desde la que mis ojos
vieron la amanecida
y el resplandor nocturno
cuando el sudor, ladrón muy huérfano, y el fruto transparente
de mi inocencia, y la germinación del cuerpo
eran ya casi bienaventuranza.

La cama temblorosa
donde la pesadilla se hizo carne,
donde fue fértil la respiración,
audaz como la lluvia,
con su tejido luminoso y sin ceniza alguna.

Y mi cama fue nido
y ahora es alimaña;
ya su madera sin barniz, oscura,
sin amparo.

No volveré a dormir en este daño, en esta
ruina,
arropado entre escombros, sin embozo,
sin amor ni familia:
entre la escoria viva.
Y al mismo tiempo quiero calentarme
en ella, ver
cómo amanece, cómo
la luz me da en mi cara, aquí, en mi cama.
La vuestra, padre mío, madre mía,
hermanos míos,
donde mi salvación fue vuestra muerte.

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