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Daganzo
Viernes 24, a punto de terminar la jornada, casi las 23 horas, un Pablo Méndez de negro y escueto como es costumbre en sus presentaciones –buena educación – presenta en el Salón del Ateneo al poeta de Arganda Antonio Daganzo. Antonio es amigo de este blog y de quien lo sostiene. Se lo merece. Rodeado de amigos, poetas en tribu, familia, ateneístas, amantes de las letras y prenoctívagos, leyó con la expresividad y la melodía que solamente él es capaz. Leyó de sus libros anteriores, leyó del “doliente”, libro de catarsis, de rendición de cuentas, libro cuyos poemas, izados en su voz, llevaron a la emoción de los aplausos. Leyó poemas hímnicos, nuevos, que muestran a un poeta celebrativo de la música, de la naturaleza y del amor. Leyó esa maravillosa oda chilena, tan recordada en mi estima. Leyó sonetos como se deben leer los sonetos.
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CarminaHace ya tiempo, el día 8 del mes, casi un siglo. Pero no quiero su noticia ausente de estas líneas. Leyó, acarició, amó Carmina Casala en sus poemas a los atentos bebedores de Libertad 8. Con la elegancia alegre, con la alegría lejana con la que se ofrece a ser mirada, leyó. La sala llena. Jaime la presentó con aromas idos de Damasco. Rafa Soler, José Luis Morales, Vicente Martín y Elvira Daudet me rodeaban ignorándome. “la vida es un insomnio, un beso de horizonte estalla contra el pecho” decía Carmina. Leyó de su afamado “Lava de labios”. Recuerdo mi embeleso, el apretado aplauso, sus bises, su recogida serenidad, su fecundo gesto.
Puedes entrar, amor,
Músculo y labio
se curvan más allá de los insomnios,
turgencia, madera fresca
–fuerte, fuerte-
amárrame fuerte el gesto de tu boca.
Amárrame y después
desdobla mis embozos,
salva esta pausa de lágrima y ternura,
levántate en la piel
del sueño y el relámpago,
toma mi pan, recoge mi equipaje
y dejemos que el alba nos devuelva
al origen del mundo.
Ya sin memoria, muertos.
Por dentro de la vida
Me lo estoy perdiendo todo por culpa de viajes y otras servidumbres, pero es que ha empezado el curso con fuerza.
ResponderEliminar¿Qué tal, Paco? ¿Nos veremos pronto? Un abrazo grande
Esperándote, Enrique, esperándote. Yo también he estado lejos de la urbe y seguiré un cierto tiempo. Son esporádicas mis estancias, pero como puedes ver, certeras con los amigos a quien quiero.
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