miércoles, 16 de septiembre de 2009

MÁS ALLÁ DE LA LLANURA: EL VIAJE DE PEDRO A. GONZÁLEZ MORENO

Más allá de la llanura ocupada por la sombra universal del caballero ocioso, hambriento de aventura, más allá de ese paisaje aprendido que Cervantes nunca describió, más allá de su afán de omnipresencia, los territorios que comprende la provincia de Ciudad Real ofrecen una diversidad que pocas veces ha merecido la atención de una mirada literaria que los comprenda a todos, que los otee con la misma tensión y que sea capaz de contarlos en su exacto valor paisajístico, histórico y emocional. La sombra del caballero siempre ha impuesto su jerarquía, y todo escenario, hasta ahora, había sido teñido por su posible o su improbable presencia.

Pedro A. González Moreno, en su libro “Más allá de la llanura” (BAM, 2009) ha pretendido escapar de la trampa, y sin desdeñar los valores de la llanura, ha querido que sus ojos miren con la misma intensidad literaria todos los rincones de nuestra realidad provincial: las sierras, los pueblos, la memoria de los ríos, los volcanes que observan, los solos campanarios... porque no está en la voz pasada sino en una mirada, la suya, tan llena de la luz de la infancia como necesitada de nuevas plenitudes, la sed de un viaje que no podrá saciarse si no es con la escritura.

El libro, que se presenta el próximo viernes, 18 de septiembre, en Calzada de Calatrava, pueblo natal del escritor, es el resultado de un silente recorrido. El autor ha querido pasar, ver y contar sin la ayuda explícita de los paisanos, de sus voces arbotantes, y sin el apoyo de una cámara fotográfica que perpetúe. Ha querido ser caminante y paisaje frente a frente, solos; solos en la emoción. Todo el libro no es sino el resultado bellísimo del combate entre un observador que se decide a caminar y la realidad geográfica y social de unos lugares que necesita, a los que busca en la tierra y la piedra labrada, en la cal que declina, en los trenes del vino, en los cauces de ya sólo nombre, en la queja del agua maltratada, en la intrahistoria de las gentes, en el almagre y la arcilla.

Desde el montuoso occidente, desde su languidez de cuarcita y madroño despoblado, pasando por un sur, socavado de olvido, minero y poderoso, siguiendo por un Campo de Calatrava que no es sino un corazón encomendero y morisco, o llegando a la luz dorada, sosegada, de las iglesias del Campo de Montiel, el autor, poeta inexorable, busca las otras realidades, vicarias siempre en nuestra atención del imán quijotesco de la llanura. Las busca para contarlas, y su discurso, entretejido de descripción y fábula, de mirada baciyélmica -dice él, apoyándose en la aventura del barbero- resulta eminentemente literario y mágico, tan lleno de memoria peregrina como gozoso en el umbral de los instantes. Un relato cuya lectura nos remite al fronterizo, al ondulante tacto de la voz sobre las cosas.

Acérquense a “Más allá de la llanura” los leales caminantes de La Mancha, los enamorados de la literatura, los viajeros sin tiempo, los que quieran oler las tierras recién abiertas, pasear las riberas del Bullaque o vivir la erosión circular de los molinos; acérquense los amantes de los tejados de rojo descreído, de los senderos de turbas requemadas, de castillos que viven el desdén o la opulencia inversora; los que crean en las deshabitadas minerías, en encinas, en alcudianas hierbas, en las vides que sueñan cimientos u horizontes: el texto maravillado de Pedro A. González Moreno les busca, les espera.


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