.
No sabe el tiempo
que es tiempo y no una rosa,
que no puede morir ni ser cristal
al que la luz desmaya,
ni sílaba que duda
en la bóveda sangre del crepúsculo,
en el encaje urgente que en el aire
de mayo traman los vencejos
—era tarde y el patio—
he sentido su ruina y su victoria
sentí que me miraba,
que sus ojos, dos orillas de azares,
ignoraban pasados y futuros
sospeché, casi noche,
que nunca dice la palabra nunca.
(Ilustración: Gregorio Sabariegos)
5 comentarios:
El tiempo, que no sabe de días ni de filosofía es, una vez más, motivo de inspiración poética. Quizá, con él, la lumbre del cielo. Muchas gracias, Francisco Caro, por compartir estos bellísimos versos.
Isabel F. Bernaldo de Quirós
Pues sí que es hermoso, la verdad.
Gracias, Isabel, por tu lectura atenta y tu cariño. No somos nada para el tiempo, si es que el tiempo existe y no es una creación nuestra.
Gracias, Paco. Dicen que la poesía está para nombrar lo indecible.
Buen poema. Profundo. Bello. Triste. No es fácil tratar del tiempo, tan tratado, y ser nuevo, distinto. El final me parece formidable.
Publicar un comentario