En
primavera, me dijiste, brotan
insectos de
la palabra infancia, y mientras crecen ponen huevos
en el panal de la memoria que
en los veranos zumban, me dijiste, hasta
volverse adultos (no
sé por qué preferiste
adultos a emplear la palabra derrotados), hasta
volverse ruido entre lo inútil, hasta
volverse nadie en el sofoco de
un tiempo sometido y
que luego, cuando
duele el otoño, regresan
a ovillarse en
la palabra nido, en la palabra ayer, cada
vez más infancia no resuelta, cada
vez más perdidos en su suerte.
Qué consuelo, las palabras! 👍
ResponderEliminarA veces aguijonean, en otras acarician.
EliminarQue maravilla
ResponderEliminarUn intento de poema
EliminarMaravilloso poema!!!
ResponderEliminarUn intento de poema
EliminarDespués del teatro...? Pena me dio irme.
ResponderEliminarY a mí también. El poema es anterior al teatro.
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