Para Ana Montojo
No me interrogues más, vida, pasado,
cuando busques
adentro, con la sangre,
la razón porque
abrazo la costumbre
de vivir como
excusa, de escribir como excusa:
nunca hallaste
respuesta.
Cuando se ve
asediado
mi corazón se
eclipsa, busca el rapto,
se confunde en
los bosques, en lo denso,
hasta hallar en
Pessoa o en lo oscuro
de la emoción
refugio, celda.
Escucha
entonces, habla
con la erosión
de cuanto me circunda,
con la luz que
claudica
al lado de mi
piel, en mis alrededores,
la luz versal
que con orfebre cuido
señala mi contorno
con teselas.
Aprende ahí
por la forma del
hueco mi extensión,
conoce así qué
líneas me limitan,
dónde resisto,
qué
claridades, qué
brumas o qué anhelos
conforman mis
fronteras.
Que allí, en la
visión del trazo,
en el débil
perfil que los versos declaran,
tal vez conozcas
que es sólo el
titubeo, lo indeciso
de no poder
saberme ni ignorarme
lo que acude a
mi voz
y la pereza.
(Ilustración: Pedro Castrortega)
- Que allí, en la visión del trazo - he dicho!! Maravilla de versos!!
ResponderEliminarEnorme, enorme...
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