Quién lo diría:
la rosa atropellada
es la más bella.
***
Mientras te espero
el tiempo se convierte en
ciruelas dulces.
La taza rota
sostiene la belleza
fugaz del mundo.
***
Me apaga el día.
Sus dedos de melaza
cierran mis ojos.
***
Mi mano roza,
en el borde del río,
la sed de un ángel.
la rosa atropellada
es la más bella.
***
Mientras te espero
el tiempo se convierte en
ciruelas dulces.
La taza rota
sostiene la belleza
fugaz del mundo.
***
Me apaga el día.
Sus dedos de melaza
cierran mis ojos.
***
Mi mano roza,
en el borde del río,
la sed de un ángel.
Bravo por Federico.
ResponderEliminarGracias, querido amigo, por acoger estos versos en tu blog. Siempre es un honor estar en tu cercanía.
ResponderEliminarBellos.
ResponderEliminarBellos y precisos, Federico. Te transparentan. Siempre estás cerca y lo sabes.
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