(La
becaria está que trina, el que a veces actúa como Jefe le ha pedido hacer de
negra. No tiene ganas ni tiempo, le dijo, para escribir unas líneas con que
presentar una sencilla lectura de dos poemas de Guillén (Jorge) en un homenaje
que el Ateneo dedica a los 90 años de la Generación del 27. No sé a quien se le habrá ocurrido,
farfulla, si terminan de hacer dos a
Gloria Fuertes y otro a la Generación, están que no paran con este asunto. Un
redactor le ha escogido los poemas y la becaria le entrega esto por si le
sirve. Pero sigue por lo bajo: no es mi
papel, no es mi papel).
(esto)
Jorge Guillén es el mío, ese poeta enjuto de voz
y carnes, que viene en los libros de texto y al que a veces nos hemos acercado
para jamás volver. El abstracto, el irónico por inteligente, el poeta-profesor,
el del lenguaje geométrico. Bien. Ya no se lleva. Sabéis bien que no se lleva,
que pasó su tiempo, el clamor de los homenajes. Recuerdo, os recuerdo que
Wikipedia dice que fue el primer premio Cervantes, en 1976. Ya lo habíais
olvidado. Ahora lo más que se le ocurre al español ilustrado que escuche su
nombre es escribir un signo igual entre Guillén y poesía pura. Pero él,
sabedlo, aseguraba ya en 1934 que un poema debe contener un tanto de poesía y
un tanto de ruido humano. Fue poeta en asombro por la realidad, por el júbilo
de la luz. Por la perfección de las cosas y la tensión entre palabras.
Cualquier poema que de él os lea no lo reconoceréis, si no fuere el del sillón
beatus, que no va ser. He
traído para el caso esta edición primorosa de Barrral, hecha en 1979, impresa
en offset, mantiene el papel sin decolorar por la luz y que debió ser gigantesca
porque se sigue vendiendo en librerías y puestos de ocasión a dos euros. Sic transit gloria mundi. Serán
dos poemas cortos. Pertenecen a Aire
nuestro, en su producción final:
(poemas)
1
Más allá. ¿Dónde?
Donde tú concluyes
y principia ese
mundo que te ciñe
por todas partes. En
el aire cosas
que la luz te
descubre y son las metas
de tu poder. ¿Te
angustia el mundo? Mira
ese mundo es amigo
necesario.
¿Misterioso,
versátil? Sí, difícil.
Rechaza el miedo y
ríndete al asombro
si te das cuenta
bien de tu aventura,
formidable.
Mi jardín está en
medio de la vida,
de la ciudad, del
mundo, de los roces
con esas asperezas
verdaderas
del diario vivir, que
es el de todos.
¿Paraiso, muy lejos?
No. Jardín
a tu alcance, por
entre tanto fárrago.
Y un hombre en su
minuto, al fin sereno.
2
"Perdido entre
tanta gente..."
"Gente",
también "otredad",
lóbrega palabra
fea
que solamente
va
de docto en docto
saltando
para siempre
resonar
como dicha por
embudo
gracioso en un
carnaval
de máscaras que
jugasen
a dar pavor...
¡La
otredad!
No sé si está ya el jardín en medio de todo lo que nos cuenta el gran Jorge Guillén o, en estos tiempos de asperezas muy turbias, fárrago sucio, prójimo mirando solamente su ombligo, soledad y desencanto, ese jardín -si existe- es solamente el reflejo en una pantalla de ordenador -amarga virtualidad- a altas horas de la noche. Y, a veces, ni eso...
ResponderEliminarNo obstante, releer a los verdaderos nos redime un poco.
Ay, Miguel Ángel, qué gran hallazgo el tuyo. Ver el jardín guilleniano en la pantalla actual de un ordenador. El gran Guillén hablaba del mundo cercano, del asumido, del aquel con el que somos capaces de interactuar, que lo hacemos nuestro, a nuestro modo y medida para fundirnos con él. De el mundo no como agobio sino como posibilidad. Y ahora todo eso a través de un pantalla y la soledad.
ResponderEliminarEres un maestro, amigo.