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miércoles, 2 de marzo de 2016

Un poema. Alejandra Pizarnik ensaya su muerte



Me moriré desierta
de sangres repetidas y de ti,
no llegarás a tiempo, sé que no,
me moriré de olvido, del blando seconal

no sé vivir sin nadie que me enturbie, que me inunde,
hoy que nadie me inunda

quiero desierta:
retiraré de mí cada palabra,
cada sílex, cada pobre abanico de mujer,
cada cintura roja,
que no es sino vaciarme
del sonido del agua

todo es la soledad cotidiana del agua 

el agua y yo dos siglos
de pie frente a este muro, tan espeso,
oh muro, oh desdicha memoria de luz huera

ya no veo las lilas que deshojo,
yo nunca estuve llena sino de un viejo olor
a ciprés y a crayons que me persigue

písame cuando llegues, sin piedad,
quiero sentir tu peso
quiero sentir el peso de tu planta en el vientre
ya difunto

húndelo, quiéreme, písame, que tu deseo pise
el antiguo y ajeno de Alejandra
que esperaba... te.


(De Locus Poetarum)

4 comentarios:

  1. Caro Paco. Si Alejandra levantara la cabeza te besara y te besara. De verdad, no como esos dos.
    Poemazo (¿ya está editado, verdad?, me suena)
    Un abrazo
    Eduardo

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  2. Está editado, Eduardo. En Calygrafías. Formará parte de Locus cuando salga. Y sin tocar una coma. No he podido. Celebro que te guste. Y sin comparación con esos, por Dios.

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  3. Tremendo y turbador.

    Fantástico

    Ganísimas de que salga

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  4. Saldrá, Victoria. En un sitio o en otro.

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