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miércoles, 14 de noviembre de 2012

Enero y 1969


Caminabas con otros estos campos,
los mismos, invernales, de Daimiel

era calma
la avaricia del aire, y la conversación,
apenas avanzada, moría en los cercanos
pozos quietos.

Hablabais, con desgana, de iberos pobladores,
de construidos cerros y sus cercas,
cuando alguien dijo de un Enrique
Ruano y la noticia
del patio que detuvo también el sueño,
también el cuerpo.

Caminabas con otros, parecía
indigno aquel andar, indigna aquella tarde
confiada y pacífica de sol,
de tierras ocres y sus necesidades.

Recuerdas cómo hablasteis entonces del fracaso
de la ciudad abierta, de las imperfecciones
de todos, de la infamia de ser sólo testigos.

Y aunque nace
escondida entre hierbas de artificio,
sigue siendo
seca la luz ahora y seco
todavía el sendero

apenas si respira la llanura,
no hay concilio,
todo es siglos de polvo
y amenaza de cardos incipientes.

Escribir, escribir para ser, hoy como entonces,
denso nombre, mirada resistente,
la herramienta,
que aún vencidos, nos salve.

4 comentarios:

  1. Un hermoso recuerdo a Enrique, Paco.

    Y mucha tristeza de ver que las cosas están tan parecidas a entonces, aunque a esto se le llame Democracia.

    Besos

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  2. Precioso poema, Paco. ¿De dónde sacas esa envidiable serenidad para golpearnos en la herida abierta de la memoria?
    Un abrazo
    Elvira

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  3. Mis queridas Paloma, Ana Y Elvira. A veces hay instantes que se resisten al difumino. Instantes tras los cuales uno no vuelve a ser la misma persona.

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