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lunes, 20 de diciembre de 2010

María González y el año que murió Jean Genet

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Habla de arrebato en la carne, de senderos que llevan desde las insinuaciones hasta el tacto, de versos de ron-cola y tardos despertares con hormigas en hileras, habla de cuerpos adyacentes que salven de lo blanco, del reto de la herida: Vamos a comernos los cuchillos / y a naufragar en los charcos del jardín. Habla María González de la posesión y la desposesión al mismo tiempo, del deseo y el miedo de forma simultánea, de la distancia y del ofrecimiento. La tercera parte, la que titula Las criadas, es una descripción de las manos atadas por la ausencia, de la necesidad del vómito, de las manchas de amor por suelos y paredes, del deseo que aguarda en la espesura o el vacío que lo lejano oculta. Poesía deslumbrada por el reto de ser en otro, con otro. Poesía deslumbrada por los brazos azules de Fernando Merlo. “Estos cauces que ves amoratados / y de amarillo cieno consumidos…”

María González es cordobesa, de habla y mirada, reside ahora más al centro, donde en mayo pasado y próximo -editado por La Bella Varsovia, ese atrayente proyecto cordobés, anárquico y decidido- presentó su primer texto “El año en que murió Jean Genet”, o sea, cuando ella nació. Le atrae la imagen, la canción, el teatro (lugar con que sueña).

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Goodbye blue sky


¿Viste como caían las bombas en la arena?
Hacían dibujos mientras nosotros jugábamos
a ser alguien distinto.
¿Viste como nuestras pestañas se congelaban?
Curvándose asustadas, escondiéndose en las córneas.

Imaginemos una realidad diferente,
nos adentramos en ella dándole la espalda al mundo.

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