miércoles, 22 de enero de 2020

De los presentadores. Hoy: Francisco García Marquina

Francisco Gª Marquina y José Luis Torrego
(Foto: Romero Galán)




      El arte de las presentaciones de libros, lanzamientos le llaman los hispanos ultramarinos, va evolucionando, pero con lentitud. Las conversaciones con los autores, alternadas con lecturas, de poemas, se van imponiendo poco a poco. El antiguo formato permanece. Una persona peroratea sobre el libro y el autor toma de seguido la palabra y lee algunos poemas. A veces un exceso. De cuando en vez se suelen trufar con ilustraciones musicales de amigos/as que no cobran. Y que se agradecen. Así vamos tirando. Con estas costumbres se mueve el espectáculo. Sepan que las ventas de libros de poesía se realizan en un 90 % en estos aquí y ahora. Ventas provocadas tanto por el interés como por el compromiso personal con el autor. Sin estos actos se hundiría el mercado editorial de los/as pequeños/as. Hay que aceptarlo. Quien esto escribe ha participado por activa y pasiva. A veces con unas sensaciones y en otras con distintas. Dependiendo de según. Digamos también que existen personas solicitadísimas para estos lances. No es cuestión de dar nombres. Ellos/as lo saben. Alguno con afinadísimas técnicas elusivas.  

Hortensia Higuero y Francisco Gª Marquina
(Foto MCBarri)


Predela necesaria lo anterior para enmarcar que Francisco García Marquina –poeta, novelista, articulista y hombre sabio– ha sido requerido durante dos jornadas consecutivas, de vientos y aguas casi heladores, para el menester. Viene de lejos porque vive lejos, lo que es muy de agradecer. Con cuidado atavío. Usa humor de altos vuelos, del aprendido cuando había. Y suele leer los libros de los que habla. De sus virtudes destacaría que parece encantado con el encargo recibido, emoción que hace sentir cierta. También que es exquisito en sus apreciaciones. Vino a Madrid a presentar dos libros de Lastura: La novia judía, de José Luis Torrego y Los dioses que olvidaron ser mortales, de Hortensia Higuero. Dos libros muy distintos, muy distantes, sin embargo García Marquina hizo dos soberbias intervenciones, lúcidas y cariñosas, que nos reconciliaron con esta actividad y dejaron a los autores frente a oyentes avisados y esperanzados, que es de lo que se trata. Añadan a esto que habla y desaparece de la escena, sin ocupar otro foco que el que deja el aroma de su sabiduría. Su lado oscuro reside en que todavía no tiene agente para contratar estos lances, algo por lo que ha sido reconvenido por la recién creada AEPPRP (Asociación Española de Presentadores, Prologuistas y Reseñistas Profesionales) –de la que hablaremos­– y quizás tenga problemas para ejercer en el futuro.

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