sábado, 8 de noviembre de 2014

Elvira Daudet: fértil, indispensable

   Tarde del 5 miércoles. Alegres y felices, arrobados. Con el libro en las manos. Con libros –dos, tres- en las manos. Con sitio para una flor roja, roja, sobre el pecho. Con el cariño expuesto y la emoción exhausta. Así llegaron las buenas gentes amigas de Elvira Daudet y de la poesía a la presentación de su Antología poética 1959-2012 que ha editado Lastura. Elvira Daudet convoca porque es una de las pocas poetas verdaderas que van quedando. El tiempo es el mejor crítico, dicen quienes saben dichos. Cuando tantas cosas mueren, o confunden, solamente nos queda el poeta en pie frente a la vida. La poeta. A Elvira, periodista testigo de tantas cosas, mujer con los ojos abrasados de contemplar el dolor, la rescató Jaime Alejandre para todos nosotros en sus añoradas Hazversidades Poéticas. Hace cuatro años. Desde entonces ha ido congregando alrededor de su coraje, de sus poemas, de su compromiso, a cientos, a miles de personas. Los abrazos de los poetas y lectores de todo el mundo han ido llegando cronológicamente tarde, podría parecer, pero vitalmente muy a tiempo. Elvira, dueña de la amistad con tantos del grupo del cincuenta, tuvo entonces para su obra escasa difusión. A partir de Hazversidades, y por una vez en este país tan cruel para tantas cosas, ha sido posible la justicia.

 La antología editada comprende en 131 páginas 41 poemas sin remedio, que cuentan. Cuarenta y una longitudes de vida expuestas al sol. Memoria y alma. La luz del desengaño en primera persona. La lucha como alimento. La voluntad de caminar erguida, la voluntad paciente de alguien que ha ido contando los golpes. Aldeas de memoria. Praderas de algodón y de desesperanzas. Poemas. Tormentas desplegadas. El miedo de ser. La decisión de atravesar las puertas. 41 poemas. 131 páginas. En ellas, Lastura, la joven y prometedora editorial que dirigen Lidia L. Miguel e Isabel Miguel, han volcado su voluntad de buen hacer, que es mucha. Ya desde la portada -un almendro sin hojas florecido- se anuncia el descarnamiento y la belleza de su interior. Hay que señalar que los textos ahora impresos han estado, por voluntad de la autora, a la consulta pública en la web de Alacena roja, en donde ha reunido más de 60.000 lecturas de todo el mundo. Las editoras mimaron (ese centro de lilium, ese centro) el acto con detalles no acostumbrados para Mientras la luz. En todo hubo expectación no acostumbrada.

   La sala estuvo a reventar aforos. Gentes en pie. César Antonio Molina director de La Casa del Lector, donde se celebró el acto, recibió a los asistentes, poetas en su mayoría. Tras el saludo, Lidia anunció la manera de encontrar –en lectura libre también– los muy últimos poemas (2012-2014) de Elvira Daudet en la página de Lastura. Así de generosos son los nuevos tiempos, ocupados y en riadas por la gente generosa. El maestro Ángel Guinda, aragonés exigido –y cuerda rota para presentaciones, prólogos y solapas durante las próximas dos temporadas– tuvo el encargo de las palabras previas. Enorme. Hizo un paseo frutal por la obra de Elvira. Habló de dignidad humana y poética, ligó a la autora con su tiempo; una poeta clásica y viva, fértil, indispensable, dijo. Señaló luego cómo se reúne en ella lo meditativo del barroco y la emoción de lo romántico. Todo arrancado por un dolor que nunca es entelequia ni construcción retórico-jeremíaca. Habló de antropoemas, de clara arquitextura, de conciencia no distraída, de transparencia exultante, enérgica. Y textualmente: No es la suya una poesía intelectual sino una poesía salvajemente natural, sencilla. Que hace inefable lo común, relevante lo pequeño. Que muestra la  grandiosidad oculta de las cosas y de los hechos de manera humildemente sabia.

Fotografías de Nunci Vaamonde
   Tras él leyó la autora. Leyó tras agradecer. Leyó con seriedad sonora, transitiva, decidida a la comunión del instante. Ocho poemas en directo. Desde Autorretrato, de Crónicas de una tristeza (1971) hasta Sin cuerpo del desbordante Cuaderno del delirio (2012). Tensión sin esfuerzo, le basta con ser ella para lograr el aire denso de las grandes ocasiones, el aroma raíz, lo que conmueve. Tuvo la ayuda de su “hermano” Paco Moral que leyó Todo es aire, un poema profecía de 2010 en el que ya reclamaba los nuevos tiempos, los jóvenes que se avecinan. Los sentados, los en pie, los del clavel, los de los libros de par en par, los arrobados aplaudían cada poema. Alguno antes de haberse terminado; miren si no este vídeo que grabó a pulso nuestra becaria. A mi lado, alguien nuevo preguntó ¿Qué tiene Elvira Daudet? Otro cercano resolvió, tajante: Sabiduría y verdad. Cualidades necesarias, decimos nosotros, para que la poesía deje de ser un ejercicio formal y vuelva a ser, como decía Hölderlin, la religión primera de la Humanidad. Busquen por ahí a Elvira, búsquenla en esos territorios, busquen el libro aquellos que necesiten de la inteligencia, de lo íntegro, de la voluntad de vuelo. Busquen en el papel de Antología poética1959-2012 aquellos que deseen saber en que consiste este premio o castigo que supone la obligación de existir. Elvira es poeta, ha gozado, sufrido, ha tomado muchos trenes, sabe ver y contar ese milagro que consiste en recorrer la vida. Y su impiedad.

   Queda decirles que la lectura finalizó con aplausos en pie. ¿Recuerdan ustedes algo igual? 

8 comentarios:

Mascab dijo...

Me has hecho disfrutar una vez más, de una velada histórica que nantendre sirmpre con emoción en el recuerdo.
Lo has clavado, desde ese cariño inevitable que tenemos a Elvira, quienes llegamos a ella a traves de sus versos y hemos podido sentir la inmensidad del abrazo de una pequeña mujer de enorme alma, que es la gran Dama de las poetas vivas españolas

fcaro dijo...

Asun, he intentado recoger la atmósfera de fervor que vi. Es posible que yo tambien rsultara contaminado. No hice nada por impedirlo. Más bien al contrario.

David Morello dijo...

Qué maravilla de crónica y de poesía periodística la tuya, maestro Caro. Gracias por acercar a los que no pudimos estar ese día junto a Elvira tan bello y memorable momento.

fcaro dijo...

David, la vida a veces nos pone ante momento maravillosos. Con tener los ojos abiertos es suficiente.
Un abrazo.

Amando Carabias dijo...

Ya me han hablado del hecho, de la jornada. Y me habían hablado también de esta crónica que convierte en presentes a los que estuvimos ausentes.

catherine dijo...

Gracias desde Francia por esta bella reseña. Hasta en las fotos reconozco a mucha gente querida. De Elvira, qué más podría decir yo.

fcaro dijo...

te hubiera entusiasmado, Amando. No es posible separar poesía y Elvira.

fcaro dijo...

Gracias Catherine, de Elvira se puede decir todo, está llena de intenciones, de vida.